Descubre una receta verdaderamente espectacular: las mollejas de ternera al ajillo. Considerado uno de los tesoros culinarios de la casquería, este plato se ha ganado el reconocimiento por su sabor exquisito y su textura tierna. Las mollejas de ternera al ajillo son una verdadera delicia para los amantes de la cocina tradicional y los sabores intensos.
Preparadas con maestría, las mollejas adquieren una suavidad irresistible al ser cocinadas con el inconfundible sabor del ajo. Cada bocado se convierte en una explosión de sabores y texturas que deleitará tus sentidos. El toque justo de ajillo, combinado con la jugosidad de las mollejas, crea un equilibrio perfecto que hará que cada plato sea memorable.
Ya sea que estés buscando sorprender a tus invitados en una ocasión especial o simplemente quieras disfrutar de un manjar culinario en la comodidad de tu hogar, esta receta es la elección ideal. Su versatilidad permite combinarlas con una variedad de guarniciones, como patatas, verduras salteadas o una ensalada fresca, añadiendo aún más dimensiones de sabor a esta maravillosa experiencia gastronómica.
En definitiva, las mollejas de ternera al ajillo son una muestra de la excelencia culinaria que se puede lograr con ingredientes simples y una preparación cuidadosa. No pierdas la oportunidad de deleitarte con este plato exquisito que encarna la esencia de la cocina tradicional. ¡Descubre el placer de saborear unas mollejas de ternera al ajillo y deja que su delicioso sabor te transporte a un mundo de auténtico disfrute gastronómico!
INGREDIENTES
1 kilo de mollejas de ternera
5 dientes de ajo
Medio vaso de vino blanco
2 hojas de laurel
Aceite de oliva
PREPARACIÓN
- Limpieza
Para garantizar la suavidad y la textura perfecta de nuestras mollejas, el primer paso crucial es desangrarlas adecuadamente. Con este sencillo proceso, lograremos eliminar impurezas y obtener un resultado excepcional en nuestro plato.
En un bol grande, preparamos una mezcla de agua con hielo y sumergimos las mollejas en ella. Este baño frío ayudará a desangrarlas, dejándolas limpias y listas para su posterior preparación. El tiempo ideal de reposo en el agua con hielo suele ser de aproximadamente una hora, permitiendo que las mollejas se refresquen y liberen cualquier rastro de sangre.
Una vez que las mollejas han completado el proceso de desangrado, nos enfocamos en potenciar su sabor y suavidad a través del blanqueado. Para ello, en una cacerola con agua, agregamos sal y unas hojas de laurel, creando una infusión aromática que realzará el sabor de nuestras mollejas.
Con delicadeza, incorporamos las mollejas en la cacerola y las cocinamos durante aproximadamente 10 minutos. Este tiempo es suficiente para que las mollejas se cuezan ligeramente, manteniendo su jugosidad y adquiriendo un punto de cocción ideal. - Una vez que nuestras mollejas han completado el proceso de desangrado y blanqueado, nos adentramos en la fase de limpieza y preparación minuciosa. Para asegurarnos de obtener una textura suave y un resultado final impecable, es importante quitar la telilla que recubre las mollejas.
Con cuidado y precisión, tomamos un cuchillo afilado y, utilizando la punta, procedemos a separar y desprender la telilla que cubre la superficie de las mollejas. Esta telilla puede resultar un tanto resistente, pero con paciencia y movimientos suaves lograremos retirarla por completo.
Es importante asegurarnos de eliminar toda la telilla, ya que su textura puede resultar desagradable al paladar y afectar la experiencia de degustación de nuestras mollejas de ternera al ajillo. Una vez que hemos realizado esta tarea minuciosa, nuestras mollejas estarán listas para recibir los sabores y aromas de los ingredientes que conformarán la receta.
La eliminación de la telilla es un paso esencial para obtener unas mollejas suaves y libres de cualquier elemento no deseado. Con esta labor de limpieza completa, nos acercamos cada vez más a la creación de un plato verdaderamente espectacular, donde cada bocado será una explosión de sabor y textura. - Preparación
Una vez que hemos completado la labor de limpieza de las mollejas, es momento de proceder a cortarlas en porciones adecuadas para su posterior cocinado. Con un cuchillo afilado, tomamos cada molleja y la dividimos en trozos más pequeños, adaptados al tamaño y preferencia de presentación que deseemos.
Podemos optar por cortar las mollejas en trozos de tamaño similar, lo cual facilitará una cocción uniforme y una presentación atractiva en el plato. También es posible dividirlas en porciones más pequeñas si deseamos servirlas como bocados o tapas individuales, perfectas para compartir en reuniones o eventos especiales.
El corte de las mollejas debe realizarse con precaución, aplicando una presión firme pero suave sobre el cuchillo para obtener resultados precisos y prolijos. Es importante recordar que las mollejas son una delicada parte del animal, y nuestro objetivo es mantener su textura tierna y su aspecto apetitoso en cada porción que preparemos. - Con las mollejas preparadas y listas para ser cocinadas, es momento de darle ese toque de sabor característico que añadirá un delicioso aroma y un gusto irresistible a nuestro plato. Comenzamos cortando los ajos en trozos irregulares a lo largo, creando así pequeñas porciones que se distribuirán por toda la preparación.
En una sartén o cazuela de tamaño adecuado, agregamos el aceite y colocamos los ajos en él. Es importante destacar que el aceite debe estar frío al momento de añadir los ajos, de esta manera lograremos que los sabores se infundan lentamente y se liberen de manera gradual, proporcionando una base de sabor intensa pero equilibrada.
Encendemos el fuego a una temperatura baja o media-baja, permitiendo que los ajos comiencen a cocinarse lentamente en el aceite caliente. El objetivo es obtener un sofrito suave y aromático, donde los ajos liberen sus esencias y se doren ligeramente sin llegar a quemarse.
Durante el proceso de sofrito, es importante estar atentos y controlar el fuego para evitar que los ajos se quemen y adquieran un sabor amargo. Mantener un fuego bajo y remover ocasionalmente nos asegurará que los ajos se cocinen de manera uniforme y adquieran ese toque de suavidad y dulzura característico del sofrito. - Una vez que las mollejas están listas para ser cocinadas, es importante resaltar su sabor y textura mediante el uso adecuado de la sal y la pimienta. Con un toque de sal y un poco de pimienta, sazonamos las mollejas, realzando su gusto natural y preparándolas para recibir los aromas y sabores que se desprenden del sofrito de ajos.
Con las mollejas sazonadas, las agregamos cuidadosamente a la sartén donde se están cocinando los ajos, procurando distribuirlas de manera uniforme en el fondo. A medida que las mollejas entran en contacto con el sofrito de ajos, comenzarán a cambiar de color, adquiriendo una tonalidad dorada y apetitosa.
Es importante mantener el fuego a una temperatura media-baja, y con la ayuda de una cuchara o espátula de cocina, damos vueltas a las mollejas para asegurarnos de que se cocinen de manera pareja. Con cada vuelta, observamos cómo las mollejas absorben los sabores del sofrito de ajos, añadiendo capas de sabor y textura a cada bocado.
A medida que las mollejas cambian de color y se cocinan, se van tiernizando, adquiriendo una textura suave y jugosa en su interior mientras que en el exterior se forma una capa crujiente y dorada. Este contraste de texturas y sabores es lo que hace que las mollejas al ajillo sean tan irresistibles y apreciadas en la gastronomía.
Con paciencia y dedicación, continuamos girando las mollejas en la sartén, asegurándonos de que cada lado se dore de manera uniforme y que los sabores se integren a la perfección. A medida que las mollejas cambian de color y alcanzan el punto deseado de cocción, podemos percibir el delicioso aroma que impregna el aire, anunciando que nuestro plato está casi listo para ser disfrutado. - Una vez que las mollejas han adquirido su color dorado y han alcanzado la textura deseada, es el momento de agregar un ingrediente clave para realzar aún más su sabor: el vino blanco. Con cuidado y precisión, vertemos el vino blanco en la sartén, permitiendo que se mezcle con los jugos y aromas que se han desarrollado durante la cocción de las mollejas.
Dejamos que el vino blanco se cocine durante unos minutos, permitiendo que se reduzca ligeramente y se integre con el resto de ingredientes. Durante este proceso, los sabores se concentran y se amalgaman, creando una sinfonía de aromas y sabores en cada bocado.
Es importante ajustar el tiempo de cocción según la intensidad de sabor que deseemos en nuestras mollejas al ajillo. Algunos prefieren una reducción más suave y sutil, mientras que otros buscan un sabor más concentrado y robusto. Tú puedes adaptar el tiempo de cocción según tus preferencias personales y experimentar con diferentes niveles de intensidad.
Una vez que el vino blanco ha cocinado lo suficiente, hemos logrado una armonía perfecta entre los ingredientes y los sabores se han fusionado en una deliciosa combinación. Es hora de apagar el fuego y prepararnos para servir este plato excepcional. - Y así, culmina nuestro proceso de preparación de las mollejas de ternera al ajillo. Después de seguir cada paso con precisión y dedicación, podemos disfrutar de este exquisito plato que combina la suavidad y jugosidad de las mollejas de ternera con el intenso sabor del ajo y el toque único del vino blanco.
Las mollejas de ternera al ajillo se presentan como una opción culinaria sofisticada y llena de sabores cautivadores. Cada bocado revela la delicadeza de la carne de ternera y la potencia de los aromas y sabores que se han fusionado durante el proceso de cocción. La textura tierna y jugosa de las mollejas se complementa a la perfección con el toque crujiente y aromático del ajo sofrito. - Para finalizar, solo nos queda agregar un toque de frescura y color a nuestras mollejas de ternera al ajillo. Espolvoreamos generosamente con perejil fresco picado, lo cual aportará un aroma irresistible y un toque visualmente atractivo.
¡Y ahora sí, llegó el momento de disfrutar de estas deliciosas mollejas! Prepara tus cubiertos y sumérgete en una experiencia culinaria llena de sabor y texturas. Cada bocado te transportará a un mundo de sabores intensos y satisfactorios, donde la ternura de las mollejas se fusiona con el sabor potente y aromático del ajillo.
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